lunes, 8 de agosto de 2011

Pensamientos Económicos

1)

ARISTÓTELES



El valor de uso de un bien que está determinado por sus condiciones naturales, es la aptitud que posee un objeto para satisfacer una necesidad.

En un sistema de producción capitalista o de producción de mercancías, debe diferenciarse del valor de cambio, ya que siendo este último una magnitud determinada por la cantidad de trabajo socialmente necesario para producir la mercancía, el valor de uso es determinado por las características propias del objeto y por el uso específico y concreto que se da al mismo según esas características.

Es imposible comparar valores de uso entre sí de manera cuantitativa (por ejemplo según su importancia relativa) sin establecer un patrón de medida arbitrario y abstracto para calificar usos que son diversos y por tanto incomparables.

El valor de cambio, es decir la proporción en que se intercambian las mercancías entre sí, según la teoría del valor-trabajo, es una medida cuantitativa determinada por el tiempo de trabajo abstracto, es decir el tiempo de trabajo socialmente necesario para producirlas. Así, el patrón de medida por el cuál se intercambian las mercancías es el tiempo de trabajo socialmente necesario para producirlas. Si una mercancía vale lo mismo que otra es porque ambas requieren el mismo tiempo trabajo para producirlas bajo las mismas condiciones sociales de trabajo. Este valor es independiente por tanto del uso específico que tengan esas mercancías ósea independiente de su valor de uso.

Este valor está compuesto, en la producción capitalista, por el capital constante (medios de producción) consumido y el capital variable (valor de la fuerza de trabajo) en la producción de mercancías y la plusvalía o valor excedente producido por el obrero y apropiado gratuitamente por el capitalista.

En el capitalismo, el trabajo, en tanto actividad humana, es el valor de uso o sea el uso específico dado a la mercancía fuerza de trabajo personificada en un trabajador y este valor de uso, el trabajo, tiene una cualidad que lo diferencia de los demás valores de uso y es su capacidad para crear valor, es decir valores de cambio materializados en nuevas mercancías.

TEORÍA DEL VALOR-TRABAJO

Es preciso reducir los valores de cambio de las mercancías a algo que les sea común. Debido a que el intercambio asume la forma de una ecuación (por ejemplo, X zapatos = Y cigarrillos), el valor de cambio es una cantidad, y no una cualidad, como sí es el valor de uso (el uso de un zapato no guarda ninguna relación, menos aún una relación medible, respecto al uso de un cigarrillo).

Este "algo común" que a su vez debe ser un "algo mensurable" (medible) no puede ser una propiedad natural de las mercancías; ésta solamente se tiene en cuenta en el valor de uso. Lo único que tienen en común es ser útiles y haber sido creadas por trabajo humano. Mientras la utilidad es imposible de medir, sí lo es el gasto de fuerza de trabajo que ha sido empleada. Para poder reducir el objeto a una misma expresión o proporción, se tiene en cuenta solamente la cantidad de trabajo humano que contiene dicho objeto, sin tener en cuenta los componentes físicos o químicos del mismo. Este trabajo es expresado en el tiempo que lleva producir un determinado bien.

PLATÓN



En el 387 a.C. Platón fundó en Atenas la Academia, institución a menudo considerada como la primera universidad europea. Ofrecía un amplio plan de estudios, que incluía materias como Astronomía, Biología, Matemáticas, Teoría Política y Filosofía. Aristóteles fue su alumno más destacado.

Con la intención de conjugar la filosofía y la posibilidad de aplicar reformas políticas viajó a Sicilia en el año 367 a.C., para convertirse en tutor del nuevo tirano de Siracusa, Dionisio II el Joven. El experimento fracasó. Platón todavía realizó un tercer viaje a Siracusa en el 361 a.C., pero una vez más su participación en los acontecimientos sicilianos tuvo poco éxito. Pasó los últimos años de su vida impartiendo conferencias en la Academia y escribiendo. Falleció en Atenas a una edad próxima a los 80 años, posiblemente en el año 348 o 347 a.C.

1. Obra

Los escritos de Platón adoptaban la forma de diálogos, a través de las cuales se exponían, se discutían y se criticaban ideas filosóficas en el contexto de una conversación o un debate en el que participaban dos o más interlocutores. El primer grupo de escritos de Platón incluye 35 diálogos y 13 cartas. Se ha cuestionado la autenticidad de algunos diálogos y de la mayoría de las cartas.
1.1 .Primeros diálogos: Los diálogos platónicos pueden ser divididos en cuatro etapas de composición. La primera representa el intento de Platón de comunicar la filosofía y el estilo dialéctico de Sócrates. Algunos de esos diálogos tienen el mismo argumento. Sócrates se encuentra con alguien que dice saber mucho, él manifiesta ser ignorante y pide ayuda al que afirma saber. Sin embargo, conforme Sócrates empieza a hacer preguntas, se hace patente que quien se dice sabio realmente no sabe lo que afirma saber y que Sócrates aparece como el más sabio de los dos personajes porque, por lo menos, él sabe que no sabe nada. Ese conocimiento, por supuesto, es el principio de la sabiduría. Dentro de este grupo de diálogos se encuentran Eutifrón (una consideración sobre la naturaleza de la piedad y la religión), Laques (una búsqueda del significado del valor), Cármides (un intento por definir la templanza), la Apología de Sócrates (donde narra la defensa que de sí mismo ejerció Sócrates en el juicio que le condujo a la muerte) y Protágoras (una defensa de la tesis de que la virtud es conocimiento y que es posible aprenderla).

1.2. Diálogos de transición, madurez y vejez: Los diálogos de los periodos intermedio y último de la vida de Platón reflejan su propia evolución filosófica. Las ideas de esas obras se atribuyen al propio Platón, aunque Sócrates sigue siendo el personaje principal en muchas de ellas. Los escritos del periodo de transición abarcan, entre otros diálogos, Gorgias (una reflexión sobre distintas cuestiones éticas), Menón (una discusión sobre la naturaleza del conocimiento), Lisis (una discusión sobre la amistad) y el libro I de La República (una discusión sobre la justicia).
Entre sus diálogos de madurez cabe citar El Banquete (destacada realización dramática de Platón que contiene varios discursos sobre la belleza y el amor), Crátilo (sobre el lenguaje), Fedón (escena de la muerte de Sócrates, en la que discute sobre la teoría de las ideas, la naturaleza del alma y la cuestión de la inmortalidad), Fedro (sobre la belleza y el amor) y los libros II al X de La República (que constituyen una detallada discusión sobre la naturaleza de la justicia).

Entre los trabajos del periodo de vejez se encuentran Teeteto (una negación de que el conocimiento tiene que ser identificado con el sentido de percepción), Parménides (una evaluación crítica de la teoría de las ideas), El Sofista (una reflexión posterior sobre las ideas o las formas), Filebo (discusión sobre la relación entre el placer y el bien), Timeo (ideas de Platón sobre las ciencias naturales y la cosmología) y Las Leyes (un análisis más práctico de las cuestiones políticas y sociales).

2. Teoría de las ideas

El centro de la filosofía de Platón lo constituye su teoría de las formas o de las ideas. En el fondo, su idea del conocimiento, su teoría ética, su psicología, su concepto del Estado y su concepción del arte deben ser entendidos a partir de dicha perspectiva.

2.1. Teoría del conocimiento: La teoría de las ideas de Platón y su teoría del conocimiento están tan interrelacionadas que deben ser tratadas de forma conjunta. Influido por Sócrates, Platón estaba persuadido de que el conocimiento se puede alcanzar. También estaba convencido de dos características esenciales del conocimiento. Primera, el conocimiento debe ser certero e infalible. Segunda, el conocimiento debe tener como objeto lo que es en verdad real, en contraste con lo que lo es sólo en apariencia. Ya que para Platón lo que es real tiene que ser fijo, permanente e inmutable, identificó lo real con la esfera ideal de la existencia en oposición al mundo físico del devenir. Una consecuencia de este planteamiento fue su rechazo del empirismo, la afirmación de que todo conocimiento se deriva de la experiencia. Pensaba que las proposiciones derivadas de la experiencia tienen, a lo sumo, un grado de probabilidad. No son ciertas. Más aun, los objetos de la experiencia son fenómenos cambiantes del mundo físico, por lo tanto los objetos de la experiencia no son objetos propios del conocimiento.

La teoría del conocimiento de Platón quedó expuesta principalmente en La República, en concreto en su discusión sobre la imagen de la línea divisible y el mito de la caverna. En la primera, Platón distingue entre dos niveles de saber: opinión y conocimiento. Las declaraciones o afirmaciones sobre el mundo físico o visible, incluyendo las observaciones y proposiciones de la ciencia, son sólo opinión. Algunas de estas opiniones están bien fundamentadas y otras no, pero ninguna de ellas debe ser entendida como conocimiento verdadero. El punto más alto del saber es el conocimiento, porque concierne a la razón en vez de a la experiencia. La razón, utilizada de la forma debida, conduce a ideas que son ciertas y los objetos de esas ideas racionales son los universales verdaderos, las formas eternas o sustancias que constituyen el mundo real.

El mito de la caverna describe a personas encadenadas en la parte más profunda de una caverna. Atados de cara a la pared, su visión está limitada y por lo tanto no pueden distinguir a nadie. Lo único que se ve es la pared de la caverna sobre la que se reflejan modelos o estatuas de animales y objetos que pasan delante de una gran hoguera resplandeciente. Uno de los individuos huye y sale a la luz del día. Con la ayuda del Sol, esta persona ve por primera vez el mundo real y regresa a la caverna diciendo que las únicas cosas que han visto hasta ese momento son sombras y apariencias y que el mundo real les espera en el exterior si quieren liberarse de sus ataduras. El mundo de sombras de la caverna simboliza para Platón el mundo físico de las apariencias. La escapada al mundo soleado que se encuentra en el exterior de la caverna simboliza la transición hacia el mundo real, el universo de la existencia plena y perfecta, que es el objeto propio del conocimiento.

2.2. Naturaleza de las ideas: La teoría de las ideas se puede entender mejor en términos de entidades matemáticas. Un círculo, por ejemplo, se define como una figura plana compuesta por una serie de puntos, todos equidistantes de un mismo lugar. Sin embargo, nadie ha visto en realidad esa figura.
Lo que la gente ha visto son figuras trazadas que resultan aproximaciones más o menos acertadas del círculo ideal. De hecho, cuando los matemáticos definen un círculo, los puntos mencionados no son espaciales, sino lógicos. No ocupan espacio. No obstante, aunque la forma de un círculo no se ha visto nunca —y no se podrá ver jamás— los matemáticos y otros sí saben lo que es. Para Platón, por lo tanto, la forma de círculo existe, pero no en el mundo físico del espacio y del tiempo. Existe como un objeto inmutable en el ámbito de las ideas, que sólo puede ser conocido mediante la razón. Las ideas tienen mayor entidad que los objetos en el mundo físico tanto por su perfección y estabilidad como por el hecho de ser modelos, semejanzas que dan a los objetos físicos comunes lo que tienen de realidad. Las formas circular, cuadrada y triangular son excelentes ejemplos de lo que Platón entiende por idea. Un objeto que existe en el mundo físico puede ser llamado círculo, cuadrado o triángulo porque se parece ("participa de" en palabras de Platón) a la idea de círculo, cuadrado o triángulo.
Platón hizo extensiva su teoría más allá del campo de las matemáticas. En realidad, estaba más interesado en su aplicación en la esfera de la ética social. La teoría era su forma de explicar cómo el mismo término universal puede referirse a muchas cosas o acontecimientos particulares. La palabra justicia, por ejemplo, puede aplicarse a centenares de acciones concretas porque esos actos tienen algo en común, se parecen a, participan de, la idea de justicia. Una persona es humana porque se parece a, o participa de, la idea de humanidad. Si humanidad se define en términos de ser un animal racional, entonces una persona es humana porque es racional. Un acto particular puede considerarse valeroso o cobarde porque participa de esa idea. Un objeto es bonito porque participa de la idea, o forma, de belleza. Por lo tanto, cada cosa en el mundo del espacio y el tiempo es lo que es en virtud de su parecido con su idea universal. La habilidad para definir el término universal es la prueba de que se ha conseguido dominar la idea a la que ese universal hace referencia.
Platón concibió las ideas de manera jerárquica: la idea suprema es la de Dios que, como el Sol en el mito de la caverna, ilumina todas las demás ideas. La idea de Dios representa el paso de Platón en la dirección de un principio último de explicación. En el fondo, la teoría de las ideas está destinada a explicar el camino por el que uno alcanza el conocimiento y también cómo las cosas han llegado a ser lo que son. En lenguaje filosófico, la teoría de las ideas de Platón es tanto una tesis epistemológica (teoría del conocimiento) como una tesis ontológica (teoría del ser).

3. Teoría política

La República, la mayor obra política de Platón, trata de la cuestión de la justicia y por lo tanto de las preguntas ¿qué es un Estado justo? y ¿quién es un individuo justo?
El Estado ideal, según Platón, se compone de tres clases. La estructura económica del Estado reposa en la clase de los comerciantes. La seguridad, en los militares, y el liderazgo político es asumido por los reyes-filósofos. La clase de una persona viene determinada por un proceso educativo que empieza en el nacimiento y continúa hasta que esa persona ha alcanzado el máximo grado de educación compatible con sus intereses y habilidades. Los que completan todo el proceso educacional se convierten en reyes-filósofos. Son aquellos cuyas mentes se han desarrollado tanto que son capaces de entender las ideas y, por lo tanto, toman las decisiones más sabias. En realidad, el sistema educacional ideal de Platón está, ante todo, estructurado para producir reyes-filósofos.
Asoció las virtudes tradicionales griegas con la estructura de clase del Estado ideal. La templanza es la única virtud de la clase artesana, el valor es la virtud de la clase militar y la sabiduría caracteriza a los gobernantes. La justicia, la cuarta virtud, caracteriza a la sociedad en su conjunto. El Estado justo es aquel en el que cada clase debe llevar a cabo su propia función sin entrar en las actividades de las demás clases.
Platón aplicó al análisis del alma humana un esquema semejante: la racional, la voluntad y los apetitos. Una persona justa es aquella cuyo elemento racional, ayudado por la voluntad, controla los apetitos. Existe una evidente analogía con la estructura del Estado anterior, en la que los reyes-filósofos, ayudados por los soldados, gobiernan al resto de la sociedad.

4.Ética

La teoría ética de Platón descansa en la suposición de que la virtud es conocimiento y que éste puede ser aprendido. Dicha doctrina debe entenderse en el conjunto de su teoría de las ideas. Como ya se ha dicho, la idea última para Platón es la idea de Dios, y el conocimiento de esa idea es la guía en el trance de adoptar una decisión moral. Mantenía que conocer a Dios es hacer el bien. La consecuencia de esto es que aquel que se comporta de forma inmoral lo hace desde la ignorancia. Esta conclusión se deriva de su certidumbre de que una persona virtuosa es realmente feliz y como los individuos siempre desean su propia felicidad, siempre ansían hacer aquello que es moral.

5. Arte

Platón tenía una idea antagónica del arte y del artista aunque aprobara algunos tipos de arte religioso y moralista. Su enfoque tiene que ver una vez más con su teoría de las ideas. Una flor bonita, por ejemplo, es una copia o imitación de las ideas universales de flor y belleza. La flor física es una reproducción de la realidad, es decir, de las ideas. Un cuadro de la flor es, por lo tanto, una reproducción secundaria de la realidad. Esto también significa que el artista es una reproducción de segundo orden del conocimiento y, en realidad, la crítica frecuente de Platón hacia los artistas era que carecían de un conocimiento verdadero de lo que estaban haciendo. La creación artística, observó, parecía tener sus raíces en una inspirada locura.
Es una práctica que existe desde tiempos inmemorables. El ser humano siempre ha tenido la necesidad de cambiar aquellos objetos que poseía pero no necesitaba, por aquellos que realmente deseaba.
En el comercio se intercambiaba materia prima por artículos artesanos, o productos elaborados a cambio de otros que el artesano no producía.
En los pequeños mercados era donde se originaron los primeros trueques entre una gran variedad de artículos, por ejemplo: herramientas de sílex, lanzas, zapatos, collares y hasta productos agrícolas. Hoy en día, en algunos mercados se siguen usando este tipo de transacciones.
En las sociedades postmodernas podemos observar una cierta revitalización de este fenómeno, sobre todo gracias a Internet, que facilita transacciones complejas entre personas y empresas alejadas geográficamente.

Ventajas:

Las ventajas del trueque o intercambio para las empresas son muchas, como por ejemplo:
Comprar productos o servicios sin realizar movimientos monetarios
Mantener la liquidez de la empresa
Optimizar los resultados financieros del negocio
Mejorar la productividad
Compensar la variación de producción por temporadas, es decir, obtener más clientes aún en temporada baja
Reducir la acumulación de stocks de productos, encontrándoles una salida rentable alternativa
Ampliar las relaciones comerciales con empresas de otros sectores
Conseguir nuevos canales comerciales para el negocio sin modificar la agenda de
Clientes.

Desventajas:

Una desventaja del trueque podría ser que no se encuentra rápidamente a alguien que quiera intercambiar lo que nosotros deseamos por lo que podemos ofrecer.
Otro inconveniente en el proceso de trueque es la complejidad del cálculo en el valor exacto entre las cosas que vamos a intercambiar (falta de unidad de valor). De todas formas, se suele establecer el precio de los productos o servicios según su valor en el mercado.
A veces, el trueque tiene un valor más bien simbólico según la necesidad que un valor capital. Es decir, si tengo una casa que no estoy utilizando y necesito con urgencia un automóvil, no le daré un valor capital a la casa sino un valor de necesidad.





2)

MERCANTILISTAS

Éste conjunto de ideas dominó el discurso económico desde principios del siglo XVI hasta finales del siglo XVIII. En esa línea de pensamiento, las relaciones comerciales entre países tenían una gran importancia. Los mercantilistas constituían un grupo dispar, integrado por comerciantes y empresarios que, en realidad, defendían sus propios intereses. La falta de cohesión, entre los mercantilistas puede explicarse por la escasa comunicación entre ellos y la ausencia de instrumentos de análisis comunes.
   Las idea más defendidas por los mercantilistas pueden concretarse en los puntos siguientes:

  1. Prohibir todas las exportaciones de oro y plata y mantener en circulación todo el dinero nacional.

  1. Obstaculizar tanto como sea posible todas las importaciones de bienes extranjeros.

  1. En la medida de lo posible, limitar las importaciones a las materias primas que pueden utilizarse para elaborar productos finales en el país.

  1. Buscar las oportunidades de vender al excedente de manufacturas de un país a los extranjeros, a cambio de oro y plata.

  1. No permitir ninguna importación si los bienes que se importan existen de modo suficiente y adecuado en el país.

  1. Autorizar determinadas importaciones, allí donde sean indispensables, a cambio de bienes nacionales y no de oro y plata.

  1. Utilizar las materias que se encuentran en un país, en los productos manufacturados nacionales, porque los bienes terminados tienen más valor que las materias primas.


Los defensores del Mercantilismo se caracterizaron por un profundo interés en el mundo real. Esto los llevó a procurar que los recursos de la nación se emplearan de tal manera que aumentaran el poder del Estado. Desde esta óptica, el tema más importante para los mercantilistas fue el comercio y las finanzas internacionales. Los mercantilistas fueron los primeros en tomar conciencia real de la importancia monetaria y política del comercio internacional. En este proceso suministraron el concepto de balanza comercial, que incluía partidas visibles e invisibles (fletes, seguros, etc.)










3)

FISIÓCRACIA

Los fisiócratas fueron los primeros liberales y se preocuparon por el producto social y su distribución. Ellos argumentaban que el principal derecho natural del hombre es el disfrute de los resultados de su trabajo, los gobiernos no deben interferir en los asuntos económicos más allá del mínimo absolutamente imprescindible para proteger la vida y la propiedad y para mantener la libertad de contratación.
  Los fisiócratas son considerados dentro de la escuela clásica. Sin embargo los consideramos por separado pues fueron los únicos que privilegiaron  como productiva a una sola rama de la actividad económica.
  Francis Quesnay (1694 – 1774 ), médico y economista, fue el fundador de la escuela fisiocrática, la que sostuvo que la agricultura era la única actividad realmente productiva, mientras que la industria y el comercio solamente eran transformadores de lo producido por la agricultura.
  Quizás, el más importante aporte de Quesnay haya sido sus tablas económicas. En ellas distinguía 3 clases de actividades:

  • Clase productiva: La de los que trabajaban la tierra.
  • Clase de terratenientes: Los que mandaban a los trabajadores.
  • Clase estéril: Las que se dedicaban en actividades comerciales o industriales, incluyendo los asalariados.

  En sus tablas económicas graficó los flujos de la renta, partiendo de la renta proporcionada por la agricultura, ésta se distribuía a través del gasto entre las titulares de las distintas clases de actividades. De estas tablas extraían como conclusión que una mal distribución de la renta en detrimento de la clase productiva podría traer aparejada una depresión económica y, por el contrario si el sector agrícola recibía un mayor porcentaje de renta podía haber expansión económica.
  También creyeron en un orden natural, del cual las sociedades no podían prescindir, en cuyo caso perjudicarían la prosperidad social.


Francis Quesnay




4)

ESCUELA CLÁSICA:
Siglo XVIII (1776)- Nace en Inglaterra y Francia.

La economía clásica tiene como núcleo ideológico los trabajos de A. Smith. Las ideas de Smith fueron desarrolladas y formalizadas por David Ricardo. Éste desarrolló el método de análisis propiamente económico, esto es, la elaboración de modelos que permiten extraer los elementos esenciales de los problemas bajo estudio y examinar las interacciones entre sus partes. Dentro de la propia escuela clásica hay una serie de autores que, si bien de forma genuina se sitúan en esta escuela de pensamiento, en realidad fueron unos críticos. En este sentido cabe destacar los trabajos de Malthus y de J. S. Mill. La obra del J. B. Say la comentaremos brevemente por haber desarrollado “la ley de los mercados”, que ha sido profusamente empleada por los monetaristas, los cuales, como seguidamente veremos, son en la actualidad los defensores de las ideas clásicas.





Para Adam Smith, la solución al funcionamiento económico de la sociedad descansa en las leyes del mercado y en la interacción del interés individual y la competencia. El empresario se ve obligado por las fuerzas de la competencia a vender sus mercancías a un precio próximo al coste de producción; asimismo, ha de ser lo más eficiente posible para mantener sus costes bajos y permanecer en condiciones competitivas.
La mano invisible del mercado no sólo asigna las tareas, sino que también dirige a las personas en la elección de su ocupación y hace que se tengan en cuenta las necesidades de la sociedad. De la misma manera, el mercado regula cuáles las mercancías que han de producirse.  La esencia de la economía de mercado es que en ella todo convierte en mercancías con un precio, y que la oferta de estas mercancías es sensible a los cambios en los precios.
El mercado es un mecanismo que se autorregula, y el sistema de precios organiza el comportamiento de los individuos de forma automática.
Hay que tener una idea clara de la importan revolucionaria de esta doctrina. El mercado e impersonal y no conoce favoritos; con él se acabaron las prerrogativas de la nobleza. Ésta debe ser contrastada con los sistemas anteriores de organizar la sociedad, en los que cada uno tenía asignado su lugar y en él permanecía.
Smith fue el gran defensor del “laissez fáire”, es decir, de la no intervención del gobierno en los asuntos económicos. A su juicio, los gobiernos son derrochadores, fáciles de corromper, ineficaces e inclinados a otorgar privilegios en detrimento de la sociedad en su conjunto. Para promover el bienestar, los mejores medios son el estímulo del propio interés y el desarrollo de la competencia.
El progreso económico y la división del trabajo
Según Smith, uno de los factores fundamentales del crecimiento económico descansa en un concepto que en cierto modo fue introducido por él: la división del trabajo. La división del trabajo incrementó la producción por tres razones. En primer lugar, aumenta la destreza de cada operario, pues éste realiza repetidamente una tarea sencilla. En segundo lugar, se ahorra tiempo, ya que el trabajador no necesita cambiar de una clase de trabajo a otra. Por último, se puede inventar maquinaria para incrementar la productividad una vez que las tareas se han simplificado y convertido en rutinarias. El aspecto negativo de la división del trabajo es que puede atrofiar la mente del trabajador y tener efectos nocivos sobre su personalidad.
Debe señalarse que, si bien la división del trabajo es la base del progreso, ésta depende de la magnitud del mercado. Por ello, A. Smith defendió la libertad de mercado como pieza fundamental de su pensamiento económico.
La teoría del valor
También es interesante revisar el análisis del valor realizado por este autor. Para Smith el valor era independiente de los caprichos del mercado. Los precios nominales podrían fluctuar, pero el valor permanecería constante. Pero si el valor era distinto del precio, ¿cómo se establecía entonces? Smith afirmó que el trabajo era la medida del valor. En particular admitió que, cuando se trataba de una sociedad primitiva, el valor de un bien dependía de la cantidad de trabajo necesaria para producirlo.
La teoría de la acumulación
En la obra de Smith, el análisis del cambio dinámico de la sociedad descansa sobre la teoría de la acumulación. Esta teoría viene condicionada por la distribución de la renta entre las diversas clases sociales y, especialmente, por la parte que iba a los capitalistas y a los terratenientes. No era probable que los asalariados recibieran lo suficiente para permitir “excedente” alguno sobre sus necesidades, mientras que los otros dos grupos sociales sí podían tener fondos suficientes para financiar emplazamientos y para sostener sus niveles de vida normales. El excedente podría destinarse a la ampliación del consumo, pero sería mejor para la sociedad que este excedente de fondos se ahorrara. De esta forma, las rentas se convertirían en fondos que, más tarde, ampliarían la producción.
Los capitalistas eran los agentes principales a través de los cuales la renta se convertiría en acumulación. La cantidad de beneficios podía considerarse como el determinante básico del ritmo de la acumulación y, a su vez, de la tasa de expansión económica.
En este sentido, Smith destacó los efectos de la acumulación de los beneficios de los empresarios, pues se reinvertirían en maquinaria, permitiendo una mayor división del trabajo y aumento de la productividad y generando, por tanto, una mayor riqueza. Por ello, Smith veía en la acumulación de los beneficios el motor que pone en movimiento la mejora de la sociedad.

David Ricardo (1772-1823)




Aunque Smith fue el fundador de la escuela clásica, David Ricardo fue la figura más destacada en cuanto al posterior desarrollo de las ideas de los clásicos, debido en parte a que demostró las posibilidades del método abstracto.
La renta económica
En primer lugar, debemos destacar que Ricardo formalizó el concepto de renta económica al estudiar la renta de la tierra, las diferencias en la calidad de la misma determinarían que, si bien los propietarios de las tierras fértiles obtendrían rentas económicas cada vez más altas, la producción en las de peor calidad sería sólo la justa para cubrir los costes y no daría lugar a renta. La clave de la aparición de renta económica radica, pues, en que la oferta de tierras fértiles es rígida.
La ley de la distribución
Según Ricardo, la ley de la distribución era uno de los temas más importantes de la teoría económica. Al analizar la distribución de la renta nacional entre las tres clases sociales más importantes (trabajadores capitalistas y terratenientes) destacó que la renta total estaba limitada por los rendimientos decrecientes. En consecuencia, los incrementos en la renta alcanzados por una social tienen que lograrse a costa de arrebatárselos a otro grupo social.
En una perspectiva dinámica, Ricardo pensaba que el crecimiento de la población acompañaba a la expansión económica y que esta expansión llevaría consigo un aumento de las necesidades de alimentos, que debido a la ley de los rendimientos decrecientes sólo podían satisfacerse a costes más altos.
Con el fin de mantener los salarios reales a su nivel anterior, serían necesarios salarios monetarios más altos, lo cual haría disminuir la participación de los beneficios en el producto.
Dada esta línea argumental, Ricardo señaló que el proceso de expansión económica podía minar sus propios cimientos, es decir, la acumulación de capital a partir de los beneficios, de modo que al reducirse la tasa de beneficios, emergería el estado estacionario, en el que ya no habría acumulación neta.  





Dentro de la escuela clásica Malthus representa la actitud más pesimista respecto al futuro del mundo.
Malthus argumentaba que la raza humana tendía a multiplicarse a un ritmo muy rápido y que la tierra, a diferencia de la población, no puede multiplicarse. La consecuencia de esto era que el número de habitantes dejaría inevitablemente atrás, más pronto o más tarde, a la cantidad de alimentos necesarios para mantenerlos. Las guerras, las epidemias y las plagas resultarán necesarias para regular la población; “el hambre parece ser el último y más temible recurso de la naturaleza”, observaba Malthus.
Malthus concibió una idea económica que también fue motivo de inquietud.  Malthus vivía preocupado por la posibilidad de lo que él llamaba un “atascamiento general”, esto es, una inundación de mercancías sin posibles compradores.
Los productos no esenciales y el  “atascamiento general”
Malthus, para defender sus posiciones, señalaba que existían dos categorías de productos: esenciales y no esenciales. Con los bienes esenciales, que son básicamente los alimentos, nunca habría problemas de saturación, pues una mayor disponibilidad de los mismos automáticamente creaba su propia demanda en forma de un aumento de población.  En el caso de los bienes no esenciales el problema era diferente pues el equilibrio de los mercados de este tipo de bienes dependía de los gustos de quienes gozan de rentas suficientemente altas para adquirirlos, básicamente terratenientes y capitalistas. En este sentido, Malthus argumentaba que las necesidades y los gustos de los potenciales compradores de bienes no esenciales eran tales que no absorbían la oferta.
Para remediar tales estancamientos, Malthus sostuvo que lo más prudente era estimular los gastos por parte de los ricos y del Estado. En particular Malthus señaló que una estrategia adecuada podría consistir en construir carreteras y en realizar otras obras públicas, y en que los terratenientes y otras personas con medios contratasen trabajadores para construir, mejorar y embellecer sus terrenos y propiedades. Por ello sostuvo que un remedio a la superproducción podría consistir en mantener los ingresos de los terratenientes, pues éstos desempeñaban la función socialmente deseable de gastar sus rentas en un consumo suntuario, ya que al obrar así contribuían a mantener el nivel de la demanda agregada.




5)

MARXISMO


Surge con su principal referente Kart Marx (1813-1880) autor de 2 grandes obras económicas “El Capital” y “Leyes del Movimiento”.
- La base de esta teoría se fundaba en el materialismo dialéctico (la producción y el intercambio de productos constituyen la base de todo orden social).
Para esta teoría las cusas últimas de todas las revoluciones políticas hay que buscarlas en los cambios experimentados en los métodos de producción.
- Marx construye su teoría para demostrar que el capitalismo explotaba necesariamente a la clase trabajadora y que esta explotación conduciría a su destrucción.
-Marx distingue 2 conceptos fundamentales: Fuerza de trabajo y tiempo de trabajo.
- Introduce el concepto de Plusvalía, consistía en explicar la diferencia que existe entre el salario que recibe el trabajador y el valor del producto que fabrica distinguiendo los conceptos de fuerza de trabajo y tiempo de trabajo.

En su labor política y periodística Marx y Engels comprendieron que el estudio de la economía era vital para conocer a fondo el devenir social. Fue Marx quien se dedicó principalmente al estudio de la economía política una vez que se mudó a Londres. Marx se basó en los economistas más conocidos de su época, los británicos, para recuperar de ellos lo que servía para explicar la realidad económica y para superar críticamente sus errores.

Vale aclarar que la economía política de entonces trataba las relaciones sociales y las relaciones económicas considerándolas entrelazadas. En el siglo XX esta disciplina se dividió en dos.
Marx siguió principalmente a Adam Smith y a David Ricardo al afirmar que el origen de la riqueza era el trabajo y el origen de la ganancia capitalista era el plustrabajo no retribuido a los trabajadores en sus salarios. Aunque ya había escrito algunos textos sobre economía política ( Trabajo asalariado y capital1 de 1849, Contribución a la Crítica de la Economía Política1 de 1859, Salario, precio y ganancia1 de 1865) su obra cumbre al respecto es El Capital.
El capital ocupa tres volúmenes, de los cuales sólo el primero (cuya primera edición es de 1867) estaba terminado a la muerte de Marx. En este primer volumen, y particularmente en su primer capítulo (Transformación de la mercancía en dinero), se encuentra el núcleo del análisis marxista del modo de producción capitalista. Marx empieza desde la "célula" de la economía moderna, la mercancía. Empieza por describirla como unidad dialéctica de valor de uso y valor de cambio. A partir del análisis del valor de cambio, Marx expone su teoría del valor, donde encontramos que el valor de las mercancías depende del tiempo de trabajo socialmente necesario para producirlas. El valor de cambio, esto es, la proporción en que una mercancía se intercambia con otra, no es más que la forma en que aparece el valor de las mercancías, el tiempo de trabajo humano abstracto que tienen en común. Luego Marx nos va guiando a través de las distintas formas de valor, desde el trueque directo y ocasional hasta el comercio frecuente de mercancías y la determinación de una mercancía como equivalente de todas las demás (dinero).
Así como un biólogo utiliza el microscopio para analizar un organismo, Marx utiliza la abstracción para llegar a la esencia de los fenómenos y hallar las leyes fundamentales de su movimiento. Luego desanda ese camino, incorporando paulatinamente nuevo estrato sobre nuevo estrato de determinación concreta y proyectando los efectos de dicho estrato en un intento por llegar, finalmente, a una explicación integral de las relaciones concretas de la sociedad capitalista cotidiana. En el estilo y la redacción tiene un peso extraordinario la herencia de Hegel.
















6)

KEYNESIANISMO


John Maynard Keynes fue alumno de Alfred Marshall y defensor de la economía neoclásica hasta la década de 1930. La Gran Depresión sorprendió a economistas y políticos por igual. Los economistas siguieron defendiendo, a pesar de la experiencia contraria, que el tiempo y la naturaleza restaurarían el crecimiento económico si los gobiernos se abstenían de intervenir en el proceso económico. Por desgracia, los antiguos remedios no funcionaron. En Estados Unidos, la victoria en las elecciones presidenciales de Franklin D. Roosevelt (1932) sobre Herbert Hoover marcó el final político de las doctrinas del laissez-faire.

Se necesitaban nuevas políticas y nuevas explicaciones, que fue lo que en ese momento proporcionó Keynes. En su ya citada Teoría general (1936), aparecía un axioma central que puede resumirse en dos grandes afirmaciones: (1) las teorías existentes sobre el desempleo no tenían ningún sentido; ni un nivel de precios elevado ni unos salarios altos podían explicar la persistente depresión económica y el desempleo generalizado; (2) por el contrario, se proponía una explicación alternativa a estos fenómenos que giraba en torno a lo que se denominaba demanda agregada, es decir, el gasto total de los consumidores, los inversores y las instituciones públicas. Cuando la demanda agregada es insuficiente, decía Keynes, las ventas disminuyen y se pierden puestos de trabajo; cuando la demanda agregada es alta y crece, la economía prospera.

A partir de estas dos afirmaciones genéricas, surgió una poderosa teoría que permitía explicar el comportamiento económico. Esta interpretación constituye la base de la macroeconomía contemporánea. Puesto que la cantidad de bienes que puede adquirir un consumidor está limitada por los ingresos que éste percibe, los consumidores no pueden ser responsables de los altibajos del ciclo económico. Por lo tanto, las fuerzas motoras de la economía son los inversores (los empresarios) y los gobiernos. Durante una recesión, y también durante una depresión económica, hay que fomentar la inversión privada o, en su defecto, aumentar el gasto público. Si lo que se produce es una ligera contracción, hay que facilitar la concesión de créditos y reducir los tipos de interés (substrato fundamental de la política monetaria), para estimular la inversión privada y restablecer la demanda agregada, aumentándola de forma que se pueda alcanzar el pleno empleo. Si la contracción de la economía es grande, habrá que incurrir en déficit presupuestarios, invirtiendo en obras públicas o concediendo subvenciones a fondo perdido a los más perjudicados.

La teoría clásica suponía que las leyes del mercado harían mover las tasas de interés al punto adecuado para garantizar el rendimiento de las inversiones, pero también en este caso el dogma clásico apenas cubría casos excepcionales (generalmente, ese en el cual el capital esta lo suficientemente disperso como para estar sometido a competición entre sus poseedores), en tanto la realidad funciona generalmente en otra forma. La preferencia por la liquidez, lleva a la gente a atesorar o a tratar de tener dinero efectivo o disponible, Asi, "la tasa de interés es el premio que tiene que ofrecerse para inducir a la gente para conservar su riqueza en cualquier otra forma distinta al dinero atesorado".
Pero esa preferencia por la liquidez puede llevar a acciones dañinas a la conveniencia económica general. Por ejemplo, si hay incertidumbre o los precios decaen, la población en general puede preferir mantener sus dineros “en la mano”, tendencia que. si se generaliza, puede llevar a una disminución seria de la demanda o incluso a una corrida bancaria.
Igualmente seria desde el punto de vista general es el resultado de la acumulación de grandes cantidades de dinero en pocas manos. Esos “rentistas” llegan a estar en una situación que les permite demandar intereses excesivos por el uso de ese dinero, lo que tiende a disminuir la inversión y consecuentemente, deprime (aun en términos clásicos) la economía en general.
Si las autoridades monetarias fallan en reducir las tasas de interés por debajo de la eficiencia marginal del capital, la economía se contraerá irremediablemente, aunque la causa de fondo del desánimo de la inversión no es el nivel de las tasas de interés sino la caída de la rentabilidad. Para Keynes, finalmente, una recesión "es el resultado del cambio cíclico de la eficiencia marginal del capital"











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MONETARISTAS

Es una teoría macroeconómica que se ocupa de analizar la oferta monetaria. Aunque el monetarismo se identifica con una determinada interpretación de la forma en que la oferta de dinero afecta a otras variables como los precios, la producción y el empleo, existen, de hecho, varias escuelas de pensamiento que podrían definirse como `monetaristas'. También están de acuerdo en la creencia de que la oferta monetaria es un elemento esencial para explicar la determinación del nivel general de precios. Lo que aceptan es la idea de que la política monetaria puede tener efectos a corto plazo sobre la producción, así como otros temas de menor relevancia, como puede ser la definición de oferta monetaria. Por otra parte, si los monetaristas se limitaran a afirmar que existe una relación proporcional entre la oferta monetaria y el nivel general de precios a largo plazo, la mayoría de los economistas aceptarían esta idea, siempre que el periodo a largo plazo sea lo bastante prolongado y otras variables —como el tipo de instituciones financieras existentes— se mantuvieran constantes.
El monetarismo tiene una larga tradición en la historia del pensamiento económico; pueden encontrarse explicaciones detalladas y muy sofisticadas sobre el modo en que un aumento de la cantidad de dinero afecta a los precios, y a la producción a corto plazo, en los escritos de mediados del siglo XVIII del economista francés Richard Cantillon y del filósofo y economista escocés David Hume. La `teoría cuantitativa del dinero' prevaleció en el monetarismo, sobre todo bajo la influencia de Irving Fisher durante el siglo XX. Esta teoría se formalizó en una ecuación que mostraba que el nivel general de precios era igual a la cantidad de dinero multiplicada por su `velocidad de circulación' y dividida por el volumen de transacciones. Existe una visión alternativa de esta teoría, conocida como la versión de Cambridge, que define la demanda de dinero en función del nivel de precios, de la renta y del volumen de transacciones.
Durante la década de 1970, sobre todo durante el periodo en que el pensamiento económico estuvo dominado por las ideas de Milton Friedman y la Escuela de Chicago, se analizaba la demanda de dinero de los individuos de igual forma que la de cualquier otro bien —la demanda depende de la riqueza de cada individuo y del precio relativo del bien en cuestión. En concreto, se consideraba que la solicitud de dinero dependía de una serie de variables, incluyendo la riqueza (que se puede estimar considerando el nivel de ingresos), la diferenciación de la fortuna personal entre capital humano y no humano (el primero tiene mucha menos liquidez que el segundo), el nivel de precios, la tasa de rendimiento esperado de otros activos (que depende a su vez del tipo de interés y de la evolución de los precios) y de otras variables determinantes de la utilidad que reporta la mera posesión del dinero.
Al considerar que el dinero es una parte de la riqueza de las personas se está suponiendo que éstas intentarán eliminar la diferencia entre la cantidad de dinero real (es decir, el dinero nominal dividido por el nivel general de precios) que tienen y la cantidad que quieren tener disponible, comprando o vendiendo activos y pasivos —por ejemplo, la adquisición de bonos— o cambiando el flujo de ingresos y gastos. Los keynesianos tienden a subrayar el primer método de ajuste, mientras que los primeros monetaristas destacan la importancia del segundo; los monetaristas actuales tienden a aceptan la validez de ambos métodos.
Por tanto, la idea básica de la economía monetarista consiste en analizar en conjunto la demanda total de dinero y la oferta monetaria. Las autoridades económicas tienen capacidad y poder para fijar la oferta de dinero nominal (sin tener en cuenta los efectos de los precios) ya que controlan la cantidad que se imprime o acuña así como la creación de dinero bancario. Pero la gente toma decisiones sobre la cantidad de efectivo real que desea obtener. Veamos cómo se produce el ajuste entre oferta y demanda. Si, por ejemplo, se crea demasiado dinero, la gente intentará eliminar el exceso comprando bienes o activos (ya sean reales o financieros).
Si la economía está en una situación de pleno empleo, el aumento del gasto o bien incrementará los precios de los productos nacionales o bien provocará un déficit de balanza de pagos que hará que el tipo de cambio se deprecie, aumentando así el precio de los bienes importados. En ambos casos, esta subida provocará una reducción de la cantidad de dinero real disponible. A medida que se compran activos financieros como los bonos, el aumento del precio de éstos reduce el tipo de interés que, a su vez, estimula la inversión, y por tanto el nivel de actividad económica. El aumento de ésta, y por tanto de los ingresos, incrementa la petición de dinero. Así, la demanda total de dinero real se igualará con el exceso de oferta gracias al aumento de los precios (que reduce el dinero real en circulación) y de los ingresos (que potencia la demanda de saldos monetarios).
Otro principio del monetarismo es que los niveles deseados de saldos monetarios reales tienden a variar con lentitud, mientras que los cambios de los saldos nominales son instantáneos y dependen de la actuación de las autoridades monetarias. Esta afirmación implica que las variaciones de los precios o los ingresos nominales responden, por obligación, a alteraciones en la oferta de dinero, lo que constituye el punto de partida de la tesis de Friedman según la cual la inflación es sólo un fenómeno monetario.


MILTON FRIEDMAN





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